El Rey León es único porque vemos cómo funciona la magia en el escenario. No hay intención de esconder las ruedas y las piezas del engranaje que hacen que todo suceda. Los seres humanos que controlan las figuras animadas y llevan puestas las máscaras de los animales se ven por completo. Cada espectador tiene un trabajo importante: con su imaginación está invitado a mezclar el “animal” y el humano en un todo mágico.
Es lo que conocemos como “El Doble Acontecimiento”.